⊳ PANCREATITIS AGUDA (Medicina interna - Cirugía)

PANCREATITIS AGUDA

pancreatitis aguda


Introducción

La pancreatitis aguda se define por una inflamación aguda del páncreas que puede afectar a los tejidos u órganos peripancreáticos a distancia. Es una enfermedad común con un amplio espectro de presentación, que va desde formas leves, más comunes que responden bien al tratamiento conservador, hasta formas severas, que requieren hospitalizaciones prolongadas en unidades de cuidados intensivos, uso de antimicrobianos de amplio espectro e intervenciones quirúrgicas.

La morbilidad y la mortalidad son bajas en los casos leves y altas en los casos graves, especialmente en aquellos con necrosis pancreática infectada. Para la distinción entre las dos formas se utilizan criterios clínicos, de laboratorio y radiológicos, aislados o agrupados en forma de puntuaciones pronósticas.

A pesar de su alta frecuencia, morbilidad y mortalidad, la fisiopatología de la pancreatitis aguda es poco conocida; y hay poca evidencia de un tratamiento ideal.

La clasificación más ampliamente adoptada para el estudio de la pancreatitis aguda es la Clasificación de Atlanta .

Datos epidemiológicos

La incidencia de pancreatitis aguda varía de 4,8 a 24,2 casos / 100.000 habitantes en los países desarrollados, pero no hay datos concretos sobre su incidencia.

La mortalidad en la pancreatitis aguda respeta un patrón bimodal, debido, en las dos primeras semanas, a la respuesta inflamatoria sistémica y las disfunciones orgánicas inducidas por ella. Después de ese período, generalmente se debe a complicaciones infecciosas de la enfermedad.

Un mejor conocimiento de la fisiopatología de la pancreatitis aguda y el desarrollo e implementación de nuevas medidas terapéuticas han reducido la mortalidad en los casos graves, aunque todavía alcanza el 30% en algunos casos. Es importante señalar que la pancreatitis grave suele ser de etiología biliar.

Etiología

Las causas más importantes de pancreatitis aguda se muestran en la Tabla .

Litiasis biliar

La migración de cálculos biliares es la principal causa de pancreatitis aguda y representa aproximadamente el 40% de los casos10. Se desconoce el mecanismo por el cual los cálculos causan pancreatitis aguda, pero las hipótesis más probables son: el paso de un cálculo que causa un edema transitorio de la papila con una ligera obstrucción del vaciado del conducto pancreático principal; y, durante el paso del cálculo a través de la ampolla, la posibilidad de reflujo de bilis debido a la obstrucción transitoria.

Aunque la litiasis biliar es la principal causa de pancreatitis aguda, solo del 3 al 7% de los pacientes con litiasis desarrollan la enfermedad, siendo los principales factores de riesgo para su aparición en varones y litiasis menores de 5 mm. Un dato interesante es que la pancreatitis biliar es más común en las mujeres, ya que la litiasis es mucho más común entre las mujeres que entre los hombres.

La arcilla biliar es una suspensión viscosa de bilis en la vesícula biliar que puede contener pequeños cálculos o microlitiasis (cálculos <3 mm). La ecografía permite su identificación, aunque puede ser difícil identificar microcálculos en medio de lodos biliares. Por lo general, aparecen en individuos con estasis biliar funcional o mecánica. No existen estudios diseñados adecuadamente que asocien la presencia de estos hallazgos con la aparición de pancreatitis aguda, pero su incidencia en pacientes con pancreatitis aguda idiopática es aproximadamente del 70%; la colecistectomía y el uso de ácido ursodesoxicólico reducen su incidencia.

Clasificación de Atlanta para pancreatitis aguda

Clasificación de Atlanta

  • Pancreatitis aguda: proceso inflamatorio agudo del páncreas que puede afectar tejidos y / u órganos peripancreáticos a distancia.
  • Pancreatitis intersticial aguda: agrandamiento focal o difuso del páncreas con acentuación homogénea o mínimamente heterogénea del parénquima después de la infusión de contraste venoso. Se pueden observar cambios inflamatorios mínimos en la grasa peripancreática, caracterizados por su borrosidad.
  • Necrosis pancreática: áreas focales o difusas de parénquima pancreático no viable, generalmente asociadas con la presencia de necrosis grasa peripancreática. En la tomografía se observan áreas de captura de contraste no venoso mayores de 3 cm o correspondientes a más del 30% del parénquima pancreático. La necrosis puede ser estéril o estar infectada, y en la mayoría de los casos no es posible distinguir entre ellas solo con un examen radiológico.
  • Pancreatitis aguda leve: pancreatitis asociada con una disfunción orgánica mínima y con una recuperación sin complicaciones.
  • Pancreatitis aguda grave: pancreatitis asociada con disfunción orgánica o complicaciones locales (p. Ej., Necrosis, abscesos y pseudoquistes). Se entiende por disfunción orgánica la presencia de shock, insuficiencia respiratoria, insuficiencia renal, hemorragia gastrointestinal, coagulación intravascular diseminada o alteraciones metabólicas graves (calcio sérico ≤ 7,5 mg / dl).
  • Acumulaciones de líquido peripancreático: extravasación de la secreción pancreática a regiones anteriores al espacio perirrenal y otras regiones peripancreáticas. Puede ocurrir en pancreatitis intersticial y necrosante.
  • Seudoquiste pancreático Formación quística estéril que contiene jugo pancreático, cubierto por una pared no epitelializada, observada al menos cuatro semanas después del inicio de la pancreatitis aguda
  • Absceso pancreático: contaminación del pseudoquiste o área de necrosis con licuefacción secundaria.

Pancreatitis aguda y sus principales causas

Causas de la pancreatitis aguda.

  1. Mecánica: cálculos biliares, lodo biliar, ascariasis, neoplasias pancreáticas, neoplasias periampulares, disfunción del esfínter de Oddi
  2. Tóxico: etanol, metanol, veneno de escorpión, insecticidas, organofosforados
  3. Metabólicas: hipertrigliceridemia (tipos I, IV y V), hiperquilomicinemia e hipercalcemia
  4. Infecciones: Paperas, Coxsackie, hepatitis B, CMV, Varicela-zoster, VHS, VIH, Mycoplasma sp., Legionella sp., Leptospira sp., Salmonella sp., Aspergillus sp., Toxoplasma sp., Cryptosporidium sp., Campylobacter jejunii, Mycobacterium
  5. Iatrogénesis: Post-CPRE, post-cirugía
  6. Anomalías congénitas: páncreas divisum, coledococele tipo V
  7. Vascular: isquemia (hipoperfusión después de la circulación extracorpórea), vasculitis (p. Ej., PAN, LES)
  8. Varios: embarazo, traumatismo cerrado en la parte superior del abdomen, trasplante de riñón, deficiencia de alfa-1-antitripsina, úlcera péptica terciaria, enfermedad de Crohn, hipotermia, fibrosis quística, síndrome de Reye.

Alcohol

En la literatura, el alcohol es responsable del 30% de la pancreatitis aguda, que afecta predominantemente a hombres jóvenes con informes de abuso de alcohol. En general, los pacientes con pancreatitis aguda alcohólica ya tienen, en la mayoría de los casos, evidencia funcional o morfológica de pancreatitis crónica, de tal manera que no es apropiado utilizar el nombre de pancreatitis aguda, y debe ser clasificado como pancreatitis aguda o Pancreatitis crónica reagudizada.

Hipertrigliceridemia

Ésta es una causa importante de pancreatitis aguda no traumática en pacientes sin litiasis biliar o antecedentes de consumo de alcohol. Los pacientes suelen tener un suero lipémico  debido a niveles plasmáticos de triglicéridos superiores a 1.000 mg / dL, con un claro predominio de VLDL y quilomicrones. El mecanismo por el cual ocurre la lesión pancreática no se conoce bien, pero parece ser el resultado de la liberación de ácidos grasos libres con lesión directa de las células acinares pancreáticas y el endotelio.

La mayoría de los adultos con pancreatitis aguda por hipertrigliceridemia tienen hiperlipidemia tipo I, II o V, según la clasificación de Fredrickson y Lees.

Es importante investigar la aparición de hiperlipidemia secundaria a fármacos (estrógenos, tamoxifeno, inhibidores de proteasa, corticosteroides, etc.), diabetes, hipotiroidismo, síndrome nefrótico y otras causas de hiperlipidemia. En general, tres tipos de pacientes tienen pancreatitis aguda por hipertrigliceridemia: diabéticos mal controlados con antecedentes de hipertrigliceridemia, alcohólicos con hipertrigliceridemia e individuos delgados, no diabéticos y no alcohólicos con hipertrigliceridemia inducida por fármacos. En el último caso, la probabilidad de pancreatitis aguda es mayor si hay hipertrigliceridemia subyacente.

Hipercalcemia

Es una causa poco común de pancreatitis aguda. La enfermedad surge por un depósito excesivo de calcio en el conducto pancreático con activación prematura del tripsinógeno. Puede ocurrir en pacientes con hiperparatiroidismo, hipercalcemia paraneoplásica, sarcoidosis, toxicidad por vitamina D o en el período intraoperatorio de cirugías cardíacas, durante las cuales se utiliza de forma rutinaria la infusión de altas dosis de calcio.

Drogas

Los medicamentos son una causa poco común de pancreatitis aguda y representan aproximadamente el 1,4% de los casos. A pesar de su baja frecuencia, son un problema emergente porque se cree que se subestima dicha pancreatitis aguda; ya que, para su diagnóstico, es necesario un alto índice de sospecha. Además, es posible que no se reconozcan los casos leves, ya que la amilasa no se dosifica de forma rutinaria, como lo son las aminotransferasas, el período de latencia entre la exposición al fármaco y el efecto adverso es variable entre individuos y medicamentos, y muchos casos de pancreatitis aguda se atribuyen erróneamente a etanol o litiasis biliar.

Los mecanismos responsables de la pancreatitis aguda por fármacos son variables, incluido el efecto tóxico directo del fármaco, reacciones de hipersensibilidad o efecto tóxico indirecto, mediado por hipertrigliceridemia u otras anomalías metabólicas. Los principales fármacos relacionados con la pancreatitis aguda se muestran en la tabla III.

Drogas y pancreatitis aguda

Asociado conocido

  1. Antirretrovirales: didanosina, pentamidina
  2. Antimicrobianos: sulfonamidas, tetraciclinas
  3. Diuréticos: furosemida, tiazidas
  4. Fármacos utilizados en enfermedades inflamatorias del intestino: sulfasalazina, mesalazina
  5. Inmunosupresores y quimioterapia: L-asparginasa, azatioprina, 6-MP, corticosteroides, citarabina
  6. Fármacos neuropsiquiátricos: ácido valproico
  7. AINE: sulindac, salicilatos
  8. Otros: estrógenos, calcio, opiáceos, antimoniales pentavalentes

 Probablemente asociado

  1. Antirretrovirales: lamivudina
  2. Antimicrobianos: rifampicina, eritromicina
  3. AINE y acetaminofén
  4. Otros: octreótido, carbamazepina, inhibidores de la HMG-CoA reductasa, acetaminofén, interferón alfa-2b, enalapril, cisplatino, fenformina

Posiblemente asociado

  • Metildopa, metronidazol, clozapina y cimetidina.

Infecciones

Varios agentes infecciosos son causas potenciales de pancreatitis aguda, pero se desconoce la frecuencia con la que esto ocurre. El diagnóstico etiológico, en estos casos, es complejo y depende de la definición de pancreatitis en paralelo con la definición de la existencia de la infección. Se debe considerar la pancreatitis infecciosa aguda si el paciente tiene el síndrome causado por el agente infeccioso, que ocurre en la mayoría de los casos.

Colangiopancreatografía retrógrada endoscópica (CPRE)

La pancreatitis aguda se puede observar después del 5% de la CPRE diagnóstica y el 7% de la CPRE terapéutica. Los principales factores de riesgo para su aparición son antecedentes de pancreatitis, sexo femenino, bilirrubinas séricas normales, ausencia de pancreatitis crónica, canulación difícil, dilatación con balón biliar, esfinterotomía, múltiples inyecciones de contraste y sospecha de disfunción del esfínter de Oddi.

Tumores

Cualquier tumor pancreático o papilar que obstruya el drenaje del jugo pancreático puede provocar pancreatitis aguda, especialmente en personas mayores de 40 años, y la afectación aguda del páncreas puede incluso ser la primera manifestación de la neoplasia. Los adenocarcinomas y las neoplasias mucinosas intraductales del páncreas son los principales responsables de tales afecciones.

Fisiopatología de la pancreatitis aguda

La pancreatitis aguda tiene como evento inicial la activación prematura del tripsinógeno en el interior de las células pancreáticas en cantidades suficientes para superar los mecanismos de defensa capaces de proteger al páncreas de la tripsina activada. El resultado de esto es la activación en serie de los otros zimógenos y la fosfolipasa A2, promoviendo la autodigestión del parénquima pancreático. Esta agresión inicial conduce a complicaciones inflamatorias locales y al desencadenamiento de una respuesta inflamatoria sistémica. Los mecanismos involucrados incluyen daño endotelial, liberación de citocinas pro y antiinflamatorias, estrés inflamatorio y translocación bacteriana del tracto gastrointestinal, especialmente el colon. La migración de un gran número de células inflamatorias al páncreas hace que la agresión se perpetúe y pueda extenderse.

Los cambios microcirculatorios son muy importantes en la fisiopatología de las formas más graves de lesión pancreática aguda, con vasoconstricción, estasis capilar, derivaciones arteriovenosas, aumento de la permeabilidad capilar e isquemia tisular. Todos estos factores pueden provocar edema local; y, en los casos más graves, el proceso puede generalizarse, con la extravasación de cantidades relevantes de agua libre del plasma al tercer espacio, provocando hipotensión y hemoconcentración. La circulación sistémica de citocinas (IL-1, IL-8, IL-6, TNF-alfa), fosfolipasa A2 y especies reactivas de oxígeno causa daño orgánico a distancia y disfunción multiorgánica, especialmente el síndrome de dificultad respiratoria en adultos.

En la fase tardía de la pancreatitis aguda grave, las infecciones de los tejidos pancreáticos y peripancreáticos aparecen como la principal causa de mortalidad. La hipotensión secundaria a la extravasación de agua libre al tercer espacio al alterar la permeabilidad capilar produce isquemia intestinal y caída de la barrera mucosa, provocando microfracturas epiteliales que permiten el movimiento de microorganismos desde la luz del colon hacia la circulación linfática y venosa. A menudo, estos pacientes tienen cierto grado de sobrecrecimiento bacteriano subclínico, ya sea debido a un íleo prolongado o al uso concomitante de antimicrobianos de amplio espectro. Una vez en contacto con el tejido pancreático necrótico, dichos microorganismos encuentran un entorno propicio para la proliferación.

Cuadro clínico

El dolor abdominal es el síntoma principal de la mayoría de los pacientes con pancreatitis aguda y su intensidad varía desde un malestar leve hasta un dolor incapacitante. Característicamente, es continuo, mal definido, ubicado en el epigastrio o en el piso superior del abdomen, irradiando hacia la espalda, pero también puede llegar al flanco derecho o izquierdo. El alivio del dolor ocurre en la posición genupectoral y empeora con la adopción de la posición supina o con el esfuerzo.

En el 90% de los casos, el dolor se acompaña de náuseas y vómitos, posiblemente relacionados con la intensidad del dolor o con la inflamación de la pared posterior del estómago.

El examen físico de los pacientes varía según la gravedad de la afección. Por tanto, en la enfermedad leve, hay molestias abdominales a la palpación del epigastrio y la parte superior del abdomen, y puede observarse un plastrón (masa) inflamatorio; por lo general, no se observan signos de distensión abdominal o descompensación hemodinámica. En formas graves, se presenta un paciente en estado agudo, con signos de toxemia, abdomen doloroso, distendido, con respiraciones superficiales por irritación frénica por el proceso inflamatorio y evidencia de irritación peritoneal. Otros signos de gravedad incluyen hipotensión, taquicardia, fiebre e íleo paralítico; También pueden aparecer cambios sensoriales que caracterizan la encefalopatía pancreática.

Hasta un 25% de los pacientes con pancreatitis aguda presentan ictericia por litiasis biliar, ya sea por coledocolitiasis con o sin colangitis aguda, o por el paso del cálculo biliar en el conducto biliar principal, asociado a edema de la papila duodenal. El sangrado digestivo puede ocurrir debido a úlceras por estrés o la presencia del síndrome de Mallory-Weiss secundario a vómitos intensos.

Pronóstico

La pancreatitis aguda tiene un curso clínico muy distinto en formas leves y graves. Las formas leves corresponden al 85% del total de pancreatitis aguda y se caracterizan por ser autolimitadas, con mejoría clínica hasta en siete días bajo tratamiento conservador con ayuno y analgésicos. En esta situación, la mortalidad es aproximadamente del 3%. La forma grave, por otro lado, se asocia con hasta un 30% de mortalidad, y los pacientes suelen presentar disfunciones multiorgánicas, complicaciones infecciosas y la necesidad de hospitalización prolongada en un entorno de cuidados intensivos. Debido a esta dicotomía, son fundamentales en la determinación del pronóstico y en el reconocimiento precoz de las formas graves, por lo que se implementan medidas intensivas de seguimiento y tratamiento en los casos de mayor gravedad. Para tanto,

El puntaje de Ranson es el más tradicional, pero su principal desventaja es la necesidad de al menos 48 horas de observación después del ingreso para definir el pronóstico. Una puntuación mayor o igual a tres indica condiciones severas. La puntuación APACHE II evalúa una serie de parámetros clínicos y de laboratorio; aunque es más laborioso de calcular, permite evaluar a los pacientes con mayor rapidez que la puntuación de Ranson, no requiriendo 48 horas de espera.

De hecho, esta puntuación se puede calcular varias veces a lo largo del día para evaluar la respuesta del paciente al tratamiento instituido. Un puntaje APACHE II mayor o igual a ocho sugiere condiciones severas. La puntuación de Balthaza se basa en los hallazgos de la tomografía abdominal para predecir la gravedad, independientemente de los parámetros clínicos o de laboratorio; en él, una puntuación total mayor o igual a seis indica condiciones severas. La edad avanzada (> o = 55 años), la obesidad (IMC> o = 30 kg / m2) y la presencia de disfunciones orgánicas al ingreso sin reversión durante más de 48 horas son parámetros clínicos simples que sugieren condiciones severas. Se han propuesto varios parámetros de laboratorio para evaluar la gravedad de la pancreatitis aguda, como hemoconcentración, niveles altos de proteína C reactiva y dosis altas de IL-6, IL-8.

Exámenes de laboratorio utilizados para diagnosticar la pancreatitis aguda

Exámenes

Cambios observados



Amilasa

Se eleva de dos a doce horas después de la aparición de los síntomas, alcanza su punto máximo en 24 horas y se normaliza en dos o tres días.

Sensibilidad del 75 al 92% y especificidad del 20 al 60%

La amilasemia puede ser normal en pacientes con pancreatitis crónica aguda y pancreatitis hiperlipémica.



Lipasa

Se eleva de dos a doce horas después del inicio de los síntomas, alcanzando su punto máximo en 24 horas, pero permanece elevado durante un período más largo de siete a diez días.

Sensibilidad del 50 al 99% y especificidad del 86 al 100%, siendo más específica que la amilasa.


Exámenes no específicos

Leucocitosis, hiperbilirrubinemia, escoria nitrogenada elevada, fosfatasa alcalina elevada, trastornos de la coagulación, hipocalcemia, hemoconcentración, niveles elevados de proteína C reactiva, proteinuria, hiperglucemia, hipertrigliceridemia.


Pruebas de imagen en el diagnóstico de pancreatitis aguda.

Exámenes

Cambios observados


Radiografía simple de abdomen

Signo de asa centinela

Señal de corte de colon (cutoff)

Íleon generalizado


Radiografía simple de tórax

Derrame pleural bilateral

Atelectasia laminar en las bases pulmonares

Infiltrados pulmonares



Ultrasonido abdominal

Páncreas agrandado, hipoecoico, heterogéneo u homogéneo

Colelitiasis

Coledocolitiasis

Colecciones netas peripancreáticas




Tomografía computarizada

Agrandamiento focal o difuso del páncreas

Páncreas con contornos irregulares y atenuación heterogénea

Eliminación de grasas peripancreáticas y perirrenal.

Colecciones líquidas peripancreáticas o intraabdominales

Gas intraparenquimatoso pancreático o retroperitoneo


Criterios de Ranson para evaluar la gravedad en pacientes con pancreatitis aguda

Admisión

48 horas

  • Edad> 55 años
  • Leuometría> 16.000 / mm3 Glucosa en sangre> 200 mg / dL
  • DHL> 350 UI / L
  • AST> 250 U / L

  • Caída de HTC> 10% después de la reposición de volumen y en ausencia de transfusión
  • Elevación de urea> 10 mg / dL
  • Ca2 + total <8 mg / dL
  • PaO2> 55 mmHg
  • Déficit base> 4 mEq / L
  • Secuestro de líquido> 6 L

Puntuación

Mortalidad

<3

> ou = 3

> ou = 6

0 a 3%

11 a 15%

40%


Puntaje de Balthazar para evaluar la gravedad en pacientes con pancreatitis aguda

Grado de inflamación

Recomendaciones

A

Páncreas de aspecto normal: tamaño normal, contornos regulares y bien definidos, captación de contraste homogénea, ausencia de densificación de la grasa retroperitoneal o peripancreática

B

Agrandamiento focal o difuso del páncreas, contornos ligeramente irregulares, captación heterogénea

C

Anomalías pancreáticas acompañadas de cambios inflamatorios peripancreáticos leves

D

Recolección de líquido en un solo lugar, intra o extrapancreático (generalmente dentro de los límites del espacio pararrenal anterior)

E

Dos o más acumulaciones de líquido cerca del páncreas o presencia de gas, en el páncreas o en un área de inflamación peripancreática

Pancreatitis aguda Balthazar D

Tratamiento de la Pancreatitis Aguda

Medidas generales

La evaluación de los signos vitales (frecuencia cardíaca, presión arterial, frecuencia respiratoria, saturación de oxígeno periférico, temperatura y diuresis) debe realizarse cada cuatro horas en las primeras 24 horas.

Se debe proporcionar oxígeno suplementario si se administran narcóticos o se reduce la saturación de oxígeno. Se debe realizar una gasometría arterial si la saturación de oxígeno es menor o igual al 95%, si existe hipotensión o cambios en el parámetro respiratorio por el alto riesgo de complicaciones respiratorias asociadas a formas graves. En estas situaciones, también es necesario el control radiográfico.

Reemplazo de volumen

Con la evolución del conocimiento sobre la fisiopatología de la pancreatitis aguda severa, se entiende que la hipovolemia secundaria al secuestro de grandes cantidades de líquido al tercer espacio implica un aumento de los fenómenos isquémicos en el páncreas inflamado, aumentando el riesgo de necrosis y otras complicaciones. secundaria a hipovolemia, como insuficiencia renal aguda. La reposición de volumen debe iniciarse de forma precoz y agresiva para mantener la estabilidad hemodinámica, la diuresis superior a 0,5 a 1 ml / kg / hora y la normalización del hematocrito. En general, en las primeras 24 horas se infunden de 30 a 40 mL / kg de cristaloides, la mitad de este volumen en las primeras seis horas de observación, sin evidencia suficiente para favorecer el uso de coloides sobre el de cristaloides.

La vía periférica se puede utilizar de forma segura en pacientes con pancreatitis leve, pero se recomienda el uso de una vena central en pacientes con pancreatitis aguda grave. Debe evitarse el reemplazo de volumen subóptimo y el uso de diuréticos para promover la diuresis.

Analgesia

El dolor abdominal es el síntoma predominante en la mayoría de los pacientes con pancreatitis aguda y debe combatirse eficazmente. Son preferibles los analgésicos opioides intravenosos, ya que no se recomienda la vía subcutánea, especialmente en pacientes con inestabilidad hemodinámica no revertida. La meperidina se ha favorecido tradicionalmente sobre la morfina debido al concepto de que esta última puede promover el espasmo del esfínter de Oddi y el empeoramiento de la pancreatitis, pero esto es solo un riesgo teórico sin confirmación práctica. No hay informes convincentes de que la morfina sea capaz de inducir espasmo del esfínter o incluso pancreatitis aguda en pacientes con litiasis biliar en humanos.

Nutrición

Aunque se considera un tratamiento estándar para afecciones leves, el reposo pancreático con ayuno oral no se ha probado con ensayos clínicos diseñados adecuadamente. Su adopción se basa en el concepto fisiológico de que los alimentos aumentan la secreción de enzimas pancreáticas; y esto, en el contexto de la pancreatitis aguda, aumentaría el proceso inflamatorio local y perpetuaría la agresión sistémica. A pesar de tal discusión teórica, los pacientes con pancreatitis aguda leve generalmente se mantienen en ayuno oral durante tres a siete días hasta que sea posible la reintroducción de la dieta. El momento ideal para la reintroducción y el tipo de dieta a iniciar son motivo de debate. En general, se recomienda la retroalimentación cuando el dolor mejora,

En la pancreatitis aguda grave, siempre que sea posible, se debe optar por la introducción de la dieta enteral después de la estabilización hemodinámica, ya que sus efectos tróficos sobre la mucosa intestinal reducen la translocación bacteriana y la incidencia de complicaciones infecciosas. Las complicaciones de la dieta enteral también son menores que las de la vía parenteral (p. Ej., Infección del catéter, trombosis de vasos profundos), así como su costo. La forma de administración de la dieta enteral está mal definida, pero la mayoría de los consensos recomiendan el uso de sondas nasoyeyunales, aunque los datos preliminares sugieren que las sondas nasogástricas serían eficaces y no implicarían una exacerbación de la pancreatitis. Aquellos que no toleran la vía enteral, ya sea por íleo paralítico u otras complicaciones,

Antimicrobianos profilácticos

No existe consenso sobre el uso de antimicrobianos profilácticos en casos severos, pero es interesante notar que la mayor parte de la mortalidad relacionada con pancreatitis aguda ocurre en estos casos; de los cuales, alrededor del 30% tienen necrosis pancreática. De todas las necrosis pancreáticas, el 70% se infecta, siendo el riesgo mayor entre la segunda y la cuarta semana de la enfermedad y en pacientes con más del 30% de necrosis del tejido pancreático.

La mayoría de las infecciones ocurren por translocación bacteriana del intestino; siendo, en gran parte, monobacteriano. Los principales patógenos son E. Coli, Klebsiella, Staphylococcus y Pseudomonas. Se deben utilizar antimicrobianos de amplio espectro con buena penetración en el tejido pancreático, como carbapenémicos, metronidazol, fluoroquinolonas, clindamicina y cefalosporinas.

En pacientes con necrosis superior al 30% del tejido pancreático y disfunciones orgánicas clínicamente importantes, se pueden utilizar antimicrobianos profilácticos. Cuando se inician, deben conservarse durante siete a catorce días o hasta que se haya descartado por completo la posibilidad de infección. Debe tenerse en cuenta que el uso profiláctico de antimicrobianos puede aumentar el riesgo de resistencia bacteriana e infecciones fúngicas.

Manejo de la necrosis pancreática

La necrosis pancreática es, en sí misma, un marcador de gravedad de la pancreatitis aguda, que refleja un mayor daño del parénquima y una disfunción microcirculatoria más importante. Su diagnóstico se realiza, preferentemente, mediante tomografía computarizada (Figura 2) con contraste venoso, pero se puede sospechar cuando existen signos inflamatorios persistentes (p. Ej., Fiebre, leucocitosis, proteína C reactiva elevada> 15 mg / dL, después de 48 horas de enfermedad), inestabilidad hemodinámica y disfunción de órganos y sistemas.

Cuando se identifica la necrosis pancreática, es fundamental determinar si es estéril o infectada. En la tomografía abdominal, la presencia de ampollas en el retroperitoneo sugiere infección. En los casos en que no exista tal hallazgo se debe realizar aspiración percutánea guiada por tomografía de áreas sospechosas con tinción de Gram y cultivo del material obtenido.

La necrosis estéril debe ser tratada de forma conservadora, y la necrosectomía debe posponerse mientras las condiciones clínicas del paciente lo permitan, hasta la tercera o cuarta semana de evolución para permitir una mejor organización del proceso inflamatorio y demarcación del tejido viable en relación con el no. -uno viable. Pasado este período, si persiste un dolor abdominal relevante que impida la alimentación oral o una disfunción orgánica significativa, está indicada la intervención quirúrgica, optando por procedimientos mínimamente invasivos. La necrosis infectada debe entenderse como un hito importante en la evolución de la pancreatitis aguda grave, ya que su aparición se traduce en un empeoramiento clínico y un aumento de la mortalidad. El tratamiento es el desbridamiento, mediante necrosectomía quirúrgica convencional o procedimientos menos invasivos (drenaje percutáneo guiado por tomografía, drenaje endoscópico, retroperitoneoscopia, etc.), que dependerá de la experiencia individual y de la disponibilidad de recursos locales. Se desconoce el momento del desbridamiento y debe ser evaluado conjuntamente por un gastroenterólogo, un intensivista y un cirujano.

Tratamiento endoscópico 

La colangiopancreatografía retrógrada endoscópica (CPRE) con esfinterotomía está indicada para la extracción de cálculos biliares en pacientes con colangitis asociada a pancreatitis aguda, pancreatitis aguda grave, colecistectomizados con pancreatitis biliar aguda, pacientes con evidencia de obstrucción biliar significativa y en aquellos que no son buenos candidatos para una colecistectomía. Idealmente, debe realizarse dentro de las primeras 48 a 72 horas posteriores al inicio de la afección.

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